29/03/2024 MÉXICO

Jóvenes y procesos de paz, ¿en qué consiste la Resolución 2250 de la ONU?
Día Internacional de la Juventud, 2015 [Fuente: United Nations Photos vía Flickr]

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El 9 de diciembre del 2015 fue una fecha histórica para la juventud: por fin se ha visto reflejada en la agenda de paz y seguridad a nivel mundial. Ese día todos los países miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votaron de manera unánime a favor de la resolución 2250 sobre Juventud, Paz y Seguridad, ¿en qué consiste exactamente y por qué es importante?

El 9 de diciembre del 2015 fue una fecha histórica para la juventud: por fin se ha visto reflejada en la agenda de paz y seguridad a nivel mundial. Ese día todos los países miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votaron de manera unánime a favor de la resolución 2250 sobre Juventud, Paz y Seguridad.

Se trata de una resolución histórica porque es la primera que reconoce el papel de los jóvenes en los procesos de paz y que, además, insta a los gobiernos a apoyar a la juventud para incrementar su participación y representación en las iniciativas de paz. La juventud -considerada en la resolución como aquellas personas entre 18 y 29 años- representa el grupo poblacional más importante de la historia, con 1.800 millones de personas a nivel mundial, de los que el 60% vive en zonas en conflicto. El papel de los jóvenes en la paz y la seguridad hasta ahora se limitaba a ser considerados como grupo al que defender (el joven como víctima) o del que había que defenderse (joven como perpetrador de violencia). Con esta resolución, por primera vez se promueve una visión del joven como protagonista y actor que puede jugar un rol central en la construcción de la paz y la lucha contra la violencia.

Si bien es cierto que existen resoluciones del Consejo de Seguridad que hacen referencia a la juventud y a su papel clave en contextos de conflicto, siempre habían sido referencias enmarcadas en resoluciones de país, o como mucho regionales, pero nunca la juventud había sido tratada como temática central. Frente a esta narrativa limitada de la juventud la sociedad civil en general y las asociaciones juveniles en particular han estado luchando para romper estos esquemas y favorecer un marco institucional global, dando visibilidad y voz a los jóvenes constructores de la paz en cada comunidad.

Concentración de jóvenes en Sudán del Sur [Foto: United Nations Photo vía Flickr]

Es particularmente notable constatar que esta resolución parte de la necesidad de los propios jóvenes de ser considerados interlocutores válidos y necesarios alrededor de las mesas de participación y de decisión. La red global de jóvenes constructores por la paz (United Network of Young Peacebuilders, UNOY), que representa a más de 60 organizaciones juveniles alrededor del mundo, también ha sido clave en el proceso de incidencia política sobre los países miembro de la ONU. A estos esfuerzos se sumaron los de la Oficina del Enviado del Secretario General para la Juventud y de reconocidas organizaciones de la sociedad civil como Search for Common Ground (SFCG) y World Vision.

Es muy probable que sin el liderazgo de Jordania esta resolución no hubiese visto la luz. El país árabe, miembro no permanente del Consejo de Seguridad durante 2015, impulsó el primer debate temático sobre juventud, paz y seguridad con el resto de países en abril del pasado año. A finales de agosto acogió en Ammán el primer foro mundial sobre juventud, paz y seguridad. Los más de 600 participantes, entre los que se encontraban muchos jóvenes, pero también agencias de la ONU, académicos, gobiernos, y donantes, compartieron experiencias sobre el impacto de los jóvenes en la prevención de la violencia y en la consolidación de la paz.

Durante este evento también se redactó la Declaración de Amman, que recoge recomendaciones para un escenario internacional más sensible y propicio a la participación de los jóvenes en los programas de paz. Jordania prometió entonces llevar esa declaración al Consejo de Seguridad y tratar convertirla en una resolución. Y cumplió con su promesa. Contra todo pronóstico -porque es poco habitual que los estados miembros accedan a aprobar resoluciones temáticas y menos en temas de juventud que siempre habían quedado bajo el paraguas de asuntos sociales- la resolución 2250 se convirtió en una realidad.


Tampoco se puede negar el contexto actual de violencia extremista que requería que se diera otro enfoque a las cuestiones de seguridad. Esta resolución tiene el mérito de abordar la paz de manera holística, entendiéndola no solo como la ausencia de conflicto armado, sino como las condiciones necesarias para que las sociedades sean más justas, solidarias, inclusivas y no-violentas. De esta forma, la resolución es válida para todos los países, que no solo tienen que luchar por erradicar la violencia física o el conflicto armado, sino que también deben ofrecer las condiciones necesarias para que los ciudadanos disfruten de sus derechos y libertades.

La resolución se articula bajo cinco pilares:

  1. Participación: se pide a los estados miembros que incrementen una participación inclusiva de los jóvenes en los procesos de decisión durante las diferentes etapas de negociación e implementación de los acuerdos de paz.
  2. Protección: se reafirma la necesidad y obligación de proteger a los civiles, haciendo mención específica a los jóvenes, durante los conflictos armados y durante los contextos de post-conflicto, y en particular de protegerlos de cualquier forma de violencia sexual o de género. Se hace también mención a las convenciones internacionales relativas a la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, los derechos de las personas con discapacidades y de los refugiados, así como a sus protocolos respectivos.
  3. Prevención: se hace especial hincapié en que los estados miembros respalden a los jóvenes con herramientas y políticas inclusivas que les permitan actuar como actores esenciales en la prevención de la violencia. La educación destaca como una herramienta clave para favorecer la empleabilidad de los
    Consejo de Seguridad de la ONU [Foto: Maison Blanche vía Wikimedia Commons]
    jóvenes, para capacitarlos en su compromiso político y para apoyar el emprendimiento juvenil. Finalmente cabe destacar la necesidad de una educación por la paz de calidad que permita el desarrollo de conocimientos, de habilidades y sobre todo de valores.
  4. Alianzas: se destaca la importancia de potenciar el apoyo político, financiero, técnico y logístico por parte de las entidades de las Naciones Unidas y organizaciones regionales e internacionales para trabajar con jóvenes constructores de paz.
  5. Reintegración: se requieren estrategias y programas para desvincular y reintegrar a jóvenes hombres y mujeres involucrados en conflictos armados.

La resolución 2250 también exige a los países que pongan en marcha los mecanismos y herramientas necesarios para que los jóvenes pueden participar en los procesos de paz. Uno de los próximos pasos que pide la resolución al Secretario General de las Naciones Unidas es la de llevar a cabo un estudio que permita entender cuál ha sido la contribución positiva de los jóvenes en los procesos de resolución de conflictos para así poder formular recomendaciones y respuestas efectivas a todos los niveles: local, nacional, regional e internacional.  

El movimiento juvenil y expertos en la cuestión han tomado la resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad, como referencia clave, intentando aprender de los errores cometidos y de los logros en su implementación. El camino marcado por la agenda de Mujeres, Paz y Seguridad nos muestra que, para ser efectiva, la nueva resolución sobre Juventud, Paz y Seguridad necesita ser traducida en programas y políticas donde los diferentes actores (gobiernos, instituciones, entidades públicas y privadas, organizaciones de la sociedad civil, asociaciones de jóvenes, etc.) se sienten en la misma mesa para definir un plan de acción para la implementación de la resolución. Serán igualmente imprescindibles mecanismos de financiación específicos que permitan la puesta en marcha de iniciativas.


En definitiva, se trata de una resolución única que abre un espacio nuevo y oportunidades sin precedentes para que los jóvenes se vean reconocidos e incluidos en los procesos de paz y en la lucha contra la violencia.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro


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Romeral Ortiz

Entre Panamá Ciudad, Panamá y Barcelona, España. Licenciada en Antropología y Máster en Cooperación Internacional de la Universidad Libre de Bruselas. Tras unas prácticas en la Comisión Europea y en la ONU en los departamentos de cooperación y desarme, y un recorrido de coordinadora de programas en temáticas de paz y juventud, ahora trabaja como especialista de paz y seguridad ciudadana. Su interés principal se centra en la educación por la paz y en el papel de los jóvenes como catalizadores de cambio social positivo. Ferviente defensora de la resolución 2250, Juventud, Paz y Seguridad.


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