28/03/2024 MÉXICO

Atlantropa, el colosal proyecto de principios del siglo XX para unir Europa y África

Atlantropa
Con poca fe en la política, el arquitecto Herman Sörgel centró su atención en la tecnología. Su idea era formar las bases de lo que sería un nuevo supercontinente euroafricano mediante presas en el Mediterráneo. Este megaproyecto buscaba que los europeos huyesen hacia África de los conflictos y la miseria que se vivía en el viejo continente, algo que nos recuerda al proceso inverso que se vive ahora mismo.

El multimillonario egipcio Naguib Sawiris anunció recientemente su plan de comprar una isla griega para dar un país propio a los refugiados procedentes de Oriente Medio y África. Aunque Sawiris se refirió a su propuesta como una “locura” en Twitter, palidece en comparación con un proyecto anterior para el Mediterráneo desarrollado en la primera mitad del siglo XX, que fue seriamente considerado por los jefes de Estado y, en un momento dado, incluso por las Naciones Unidas. Fue llamado Atlantropa, y habría supuesto vaciar parcialmente el mar Mediterráneo y crear un supercontinente euroafricano.

El arquitecto alemán Herman Sörgel [Wikipedia]
El arquitecto alemán Herman Sörgel [Wikipedia]

Atlantropa fue idea del arquitecto alemán Herman Sörgel, que incansablemente promovió su proyecto a partir de 1928 hasta su muerte en 1952. Su experiencia de la Primera Guerra Mundial, la crisis económica, y política de la década de 1920 y el ascenso del nazismo en Alemania hizo pensar a Sörgel que una nueva guerra mundial sólo podría evitarse con una solución radical a los problemas europeos de desempleo, superpoblación y, con el petróleo saudí a falta de una década para comercializarse, una crisis energética inminente. Con poca fe en la política, Sörgel centró su atención en la tecnología.

Varias presas que cruzarían el Estrecho de Gibraltar, los Dardanelos, y la distancia que separa Sicilia y Túnez, cada una con gigantescas plantas hidroeléctricas, formarían las bases de lo que sería un nuevo supercontinente. En su estado final, el Mediterráneo se habría transformado en dos cuencas, con la parte occidental rebajada en 100 metros y la parte oriental en 200 metros, y un total de 660.200 km2 de tierras ganadas al mar –una superficie mayor que Francia–.

Planes posteriores para Atlantropa incluyeron además dos represas sobre el río Congo y la creación de un mar en Chad y el Congo, lo que Sörgel esperaba que moderase la influencia del clima africano haciéndolo más agradable para los colonos europeos. En línea con las actitudes coloniales y racistas de la época, Sörgel concibió África con sus recursos y sus tierras a la entera disposición de Europa, un continente con un montón de espacio para acomodar a las masas hacinadas de Europa.

Mapa del proyecto Atlantropa [Wikipedia]
Mapa del proyecto Atlantropa [Wikipedia]


Si bien la propuesta de Sörgel puede sonar absurda a día de hoy, fue tomada seriamente en consideración por arquitectos, ingenieros, políticos y periodistas del momento. El extenso archivo Atlantropa en el Deutsche Museum de Munich contiene multitud de bocetos arquitectónicos para la construcción de nuevas ciudades, presas y puentes del futuro continente, así como cartas de apoyo y cientos de artículos sobre el proyecto aparecidos en la prensa alemana e internacional, y en revistas de ingeniería o geografía.

Lo que hizo Atlantropa tan atractivo fue la visión de la paz mundial conseguida, no a través de la política y la diplomacia, sino con una simple solución tecnológica. Atlantropa se mantendría unida entre sí por una gran red proveedora de energía, que se extendería desde la central hidroeléctrica gigante en la presa de Gibraltar y proporcionaría electricidad a la totalidad de Europa y África. La planta de energía sería supervisada por un organismo independiente que tendría el poder de desconectar el suministro de energía a cualquier país que representara una amenaza para la paz. Además Sörgel calculó que la construcción del supercontinente requeriría a cada país la inversión de tanto dinero y fuerza de trabajo que ninguno tendría recursos suficientes para financiar una guerra.

Poniendo su fe en los pueblos de Europa y su deseo de paz, Sörgel dedicó un gran parte de su trabajo a la promoción y difusión del proyecto a través de la prensa, programas de radio, películas, charlas, exposiciones e incluso poesía y una sinfonía de Atlantropa. Confiaba en que el apoyo popular le ayudara a conseguir el soporte de los políticos.

Como era de esperar, a los ojos de sus contemporáneos la cooperación entre los estados europeos requerida para este proyecto siempre pareció aún más utópico de alcanzar que las enormes dimensiones tecnológicas de Atlantropa. Como observaba la revista neoyorquina UN World en 1948:


Aprovechar Gibraltar para el bien de la humanidad suena como un sueño, pero en el siglo XX no hay sueño imposible – ni siquiera la cooperación entre naciones -.

En el año 2012, cuando la Unión Europea fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz reconociendo su contribución a una paz duradera en Europa, la esperanza expresada por la ONU parecía que finalmente se había hecho realidad. Sin embargo, en 2015, la cooperación entre las naciones europeas por desgracia parece una vez más un sueño lejano. Donde una vez Herman Sörgel había hecho uso de la imagen de una Europa a punto de colapsar, salvada por una unión pacífica con el continente africano, mira ahora su propia imagen en un espejo cuando personas de toda África y Oriente Medio buscan refugio en Europa.

Ahora sería el momento de demostrar que el Nobel de la Paz era efectivamente merecido. Ahora sería el momento de mostrar solidaridad y unidad. En cambio, la UE parece estar a punto de desmembrarse por su incapacidad para encontrar una solución común para dar cabida a un grupo de refugiados, cuyo número en última instancia viene a ser menos de un 0,11% de la población total de la Unión. Tristemente, la unidad europea, y con ella una solución a la crisis de refugiados, una vez más parece más utópica que el plan de Sörgel para drenar el mar.

Traducción del artículo de Ricarda Vidal para The Conversation.

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Javier Hernando

UCM e IBEI Alumni. Sociólogo, especializado en asuntos internacionales, migración y políticas de desarrollo. Comunicador y adicto a Internet. Ocupo mi tiempo como director de United Explanations y escribiendo en diversos medios. Intento explicar lo que ocurre en el mundo a través de la lógica económica y la política internacional. jhernando@unitedexplanations.org


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