28/03/2024 MÉXICO

Austeridad, un “revival” ochentero

crisis mercados EL ROTO
No es la primera vez que el mundo hace frente a una crisis. Ni tampoco que inyecta medidas de austeridad y años después recoge sus efectos nocivos en un informe.

No es la primera vez que el mundo hace frente a una crisis. Ni tampoco que inyecta medidas de austeridad y años después recoge sus efectos nocivos en un informe. El riesgo de una generación dejada atrás a consecuencia del impacto de la crisis y de las políticas de austeridad vuelve a ser un peligro patente, una pérdida de oportunidades para los ciudadanos con consecuencias a medio y largo plazo para sus países.

Pasó en la década de los 80 y está pasando hoy. Cuesta encontrar relaciones entre el Desarrollo y los Programas de Ajuste Estructural (PAE) aplicados en los ’80 en América Latina, Este Asiático y África Subsahariana. Los PAE fueron medidas inspiradas en el paradigma neoliberal, basadas en la austeridad y en la liberalización de la economía, que priorizaron el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) como indicador estrella de la recuperación frente a la crisis.

Los PAE implicaron recortes en sectores sociales básicos como salud y educación, suprimieron subsidios y aumentaron los costes. Todo ello, acompañado del deterioro del planeta, con medidas de sobreexplotación de bosques y aguas que han acelerado el cambio climático.

Costes

Delivering financial services to rural Africa [Fuente: Gates Foundation vía Flickr]
Delivering financial services to rural Africa [Fuente: Gates Foundation vía Flickr]

Fueron medidas que partieron de las instituciones del Bretton Woods como condición al “rescate” de las economías endeudadas. A partir de aquí, los estados y sus ciudadanos perdieron autonomía y decisión sobre la mejor fórmula para su economía y desarrollo, delegando el poder a las instituciones financieras internacionales.

Los PAE caminaban hacia sociedades sin cohesión, desiguales, sin apoyo educativo ni sanitario, concentrando el impacto en asalariados y clases populares. Sus costes sociales en pobreza y desigualdad descafeínan cualquier éxito atribuido (empobrecimiento, desequilibrios macroeconómicos, endeudamiento). Entre 1996 y 2001, los ciudadanos pobres en Zambia pasaron del 69% al 86%; en Malaui, del 60% al 65% y en Tanzania, la desigualdad aumentó un 28% (OXFAM, 2014). ¿De qué sirve que un país pague la deuda si empeora el día a día de los ciudadanos más vulnerables? Además, la desigualdad no es estratégica para el desarrollo humano de las sociedades, impulsadas por los ciudadanos.


También hay voces a favor de los PAE. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han hablado de éxitos en países como Chile, Tailandia o Ghana. Sin embargo, no se puede confirmar el logro de sus objetivos económicos. Si bien en los ’90 el crecimiento fue superior al de los ’80 y la inflación se redujo en América Latina, los indicadores son inferiores a los de la región entre 1950 y 1980, debiéndose más al “efecto recuperación” que al crecimiento estable y sostenible. Por otro lado, el impulso de las exportaciones que promovieron los PAE promocionó una competencia suicida entre países.

Revival

La sensación de “revival” es inevitable. En 2014, Europa es el escenario de las medidas del Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea -con los gobiernos de Alemania, Francia y Estados Unidos al frente- como contrapartida a los préstamos para reducir el déficit y pagar la deuda.

Los PAE en los ’80 y la política de austeridad hoy tienen una misma lectura: los vulnerables asumen un coste desproporcionado con respecto a los responsables, que salen inmunes. Ambas se formulan bajo la visión neoliberal sin detenerse en los efectos para el futuro, los pobres y el planeta.

Además, comparten efectos. Han tenido altísimos costes en pobreza y  desigualdad, aparte de haber generado más deuda. Según el último informe de UNICEF y datos de Oxfam: En los países más ricos, 6,6 millones de niños y niñas han caído en la pobreza durante la recesión y hay 1,6 millones más entre 2008 y 2012 que carecen de lo que se considera normal para la región en la que viven. En 2013, 7,5 millones de jóvenes en la UE no estudiaban ni trabajaban, casi 1 millón más que en 2008.


Desde 2007 en España los hogares con niños con todos los adultos en paro ha crecido en un 290%. Y en este contexto, se han ejecutado más de 500 desahucios diarios. Para 2015, su deuda superará por primera vez el 100% del PIB, pagando casi 35.000 millones de euros públicos en intereses. En 2007, la deuda no representaba el 40%. Mientras los ciudadanos pagan un 21% por rendimiento de capital, las grandes fortunas tributan el 1% mediante las SICAV.

Ambos se aplicaron como receta única para todos los países, basándose en el crecimiento del PIB como panacea del desarrollo sin detenerse en las necesidades de cada país y de sus personas. Quienes defienden este tipo de medidas asumen que la distribución y bienestar de las personas viene con el crecimiento del PIB, que por sí solo se reparte a toda la sociedad.

Lecciones y Alternativas

Farming in West Africa [Fuente: Gates Foundation vía Flickr]
Farming in West Africa [Fuente: Gates Foundation vía Flickr]

La historia se repite aunque las lecciones estén escritas. El informe Por una recuperación con rostro humano (UNICEF, 2013) resume cuatro que, de haber inspirado hoy, hubiesen ahorrado costes.

Las experiencias de países que desviaron su rumbo de los planes del FMI o que hoy aplican alternativas a la austeridad son ejemplos salida de la crisis protegiendo a los vulnerables. Malasia salió con medidas contrarias al Consenso de Washington, dando peso al Estado en la economía y controlando los capitales para acabar con el comercio especulativo de divisas. Islandia aplica hoy subidas de salarios a los pobres e impuestos a las familias con más ingresos, asumiendo que un nivel bajo de PIB no es el fin del crecimiento.  Aunque América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo, en muchos países la desigualdad se ha reducido gracias al cambio coordinado de políticas, que se han alejado de las favorecidas por el modelo del ajuste estructural.


Por tanto, el problema no es solo falta de presupuesto, sino de prioridades y destino de los recursos. Hay alternativas para aumentar el ingreso y asumir el déficit sin poner la carga sobre los más débiles: medidas que persiguen la evasión fiscal y los paraísos fiscales o mejorar la responsabilidad fiscal de las empresas.

En ambos casos, se aplican soluciones neoliberales a problemas generados por un modelo neoliberal que ha inflado la economía en un momento y en un lugar. Tal vez no sirva para siempre. O tal vez sirva ahora pero comprometa a las generaciones futuras. Valiosos capítulos de la Historia se han borrado de un plumazo como si Europa fuese de otra pasta. Tal vez nos haya tocado vivir el declive de un sistema y seamos una “microparte” de la Historia de la Humanidad que vive la caída de un paradigma y el progresivo cambio de poderes internacionales.

Foto de Portada: El Roto (Macopa vía Flickr)

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Ianire Molero Olmos

Periodista especializada en Desarrollo Global, Cooperación y Desarrollo. Ha trabajado en temas de participación, derechos de infancia e investigación en UNICEF en Centroamérica y ahora en España. Desde Honduras contó historias para elmundo.es y otros medios españoles sobre política y DDHH y trabajó en la ONG inglesa BITC en Londres. Sus contribuciones son independientes.


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