28/03/2024 MÉXICO

“Brave” y Pixar dan pequeños pasos hacia la igualdad

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Mujeres autónomas, independientes, empoderadas, rebeldes e inconformistas, con amplitud de miras y que no cumplen las reglas ni las expectativas sociales. Sin duda, no acostumbramos a ver este modelo de mujer en las películas de Disney-Pixar. Sin embargo con su última creación "Brave", esta factoría da pequeños pasos hacia la igualdad de género.

Los estereotipos de género en las películas de Disney


Mujeres autónomas, independientes, empoderadas. Mujeres que no se dejan paralizar por el miedo, rebeldes e inconformistas, con amplitud de miras y que no cumplen las reglas ni las expectativas sociales. Sin duda, no acostumbramos a ver este modelo de mujer en las películas de la factoría DisneyPixar.

Tal como explica Patricia Digón Regueiro en su interesante artículo “El caduco mundo de Disney: propuesta de análisis crítico en la escuela”, el arquetipo de mujer promovido por la histórica compañía de dibujos animados se corresponde más con la siguiente descripción:

“La mujer es sumisa y obediente, se guía por sus emociones, se orienta al amor y al matrimonio, es la que cuida de la familia y de la casa y en muchas ocasiones se la presenta o en el rol de la mujer «malvada» o en el de la niña «inocente». Giroux (2001: 106-111) pone como ejemplos, películas como El Rey León, donde las leonas tienen un papel dependiente, sumiso y subordinado al control de los leones siendo incapaces de rebelarse cuando Scar toma el poder; Aladdin donde el papel de Jasmine se reduce a ser el objeto de deseo de Aladdin y su vida es definida por los hombres; o La sirenita, en esta película aunque parece mostrarse a la mujer en un papel más  rebelde e independiente, esta rebeldía queda finalmente reducida a lograr el amor de un hombre, siendo capaz de dar su voz para conseguirlo ya que, tal y como le dice en la canción la «malvada» calamar, Úrsula, los hombres prefieren las mujeres calladas”.

Lara Zapata Fiedler, por su parte, en su artículo “Los estereotipos de mujeres en las películas de Disney” afirma que en todas las películas de la factoría se repite:

“Un modelo de mujer con la incapacidad de superarse a sí misma y la necesidad de que haya una figura masculina de por medio que incentive y complete esta superación. (…) El hombre representa al héroe, quien cumple un papel salvador, ya que, en la mayoría de los casos, despiertan, reviven o salvan a la mujer que actúa como víctima. (…) Los films intentan sugerir que la realización de una mujer, llámese felicidad, está  directamente relacionada con la formación de una familia tipo, donde la mujer se casa, tiene hijos, vive para estos y no para su realización personal”.

De este modo, a lo largo de casi noventa años, Disney ha construido estereotipos femeninos sólidos y encorsetados que han sido adoptados y naturalizados por la sociedad en su conjunto y que representan a mujeres con escasa capacidad para valerse por sí mismas y cuya felicidad depende directamente de la intervención masculina del “príncipe azul”. Seguramente desde nuestro yo consciente, somos muchas las mujeres y hombres que rechazamos esos estereotipos sexistas, pero, según alerta Pilar Aguilar en su Manual del espectador inteligente, precisamente “el peligro de la imagen reside en que nos penetra por los caminos emotivos e inconscientes y, por ello, nos defendemos mucho peor ante lo mostrado con imágenes que ante lo formulado verbalmente”.

Por todo eso, Brave, además de ser un hermoso retrato de las Tierras Altas de Escocia y una historia de mágicas leyendas, supone un paso adelante hacia la igualdad de género en la animación de Pixar. Además de ser la primera película en la que esta factoría le otorga el máximo protagonismo a una heroína femenina, la princesa Mérida; en Brave se quiebra el ideal de mujer de Disney menoscabado y caracterizado únicamente por la posesión de una gran belleza.

Brave: nuevos personajes femeninos originales y con iniciativa

Aunque uno de los pilares del argumento de la película es la exaltación de la tradición; aunque la monarquía sigue siendo la forma de gobierno predilecta de la factoría Disney (la protagonista es la hija mayor del rey Fergus y la reina Elinor); y aunque más allá de su estética de la imagen impecable y de sus personajes cuidados al detalle, no sea considerada por los expertos en animación como una obra de arte, Brave es una película cargada de energía y de cambios.


Sin duda, el mayor cambio incorporado en la película es la ruptura de Mérida con la norma y la tradición patriarcal al negarse a contraer matrimonio con uno de los herederos de los otros tres clanes dominantes (los hijos varones de Lord Macintosh, Lord McGuffin y Lord Dingwall) y al posicionarse contra el ideal de la mujer-esposa-madre dedicada solamente a la función reproductiva, desafiando así, las formas tradicionales de representación.

Pero son otros muchos los rasgos argumentales destacables como la creación de personajes femeninos originales y con iniciativa (no víctimas indefensas) como Mérida, Elinor o la sorprendente y divertidísima bruja metida a artesana excéntrica aficionada a las nuevas tecnologías que a diferencia de las típicas brujas de Disney no destila ni una gota de maldad; o como el acercamiento directo y elegante a los conflictos entre madres e hijas y al proceso de desarrollo de la sororidad entre ellas (argumento inspirado, por otra parte, en la relación de la directora de la película, Brenda Chapman, con su propia hija); o la posibilidad de introducir el debate entre la habilidad de Mérida con el arco vista como rasgo habitualmente masculino relacionado con la violencia o, por el contrario, interpretada como una herramienta de autodefensa feminista.

Sea como fuere, es incuestionable que la aparición de Brave en el panorama cinematográfico abre puertas a nuevas lecturas sobre el contenido de las películas de animación y sobre el protagonismo femenino en las mismas, dando pasos hacia a la igualdad mediante el cuestionamiento de estereotipos cuyos cimientos hasta ahora ni siquiera se habían tambaleado.

Ésta es una explicación sin ánimo de lucro.

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Sonia Herrera

Barcelona, España. Doctora en Comunicación Audiovisual y Publicidad y especialista en educomunicación, periodismo de paz, cine y estudios feministas. Es miembro de diversas organizaciones y asociaciones defensoras de Derechos Humanos, vinculadas a la cultura de paz y a la igualdad de derechos de las mujeres. Ha publicado múltiples artículos de divulgación y ensayos académicos sobre comunicación y medios desde una perspectiva feminista. Enamorada de América Latina. Soñadora de otro mundo posible. Email: sonia.herrera.s@gmail.com


2 comments

  • Maya

    09/01/2013 at

    Totalmente de acuerdo. ¿Por qué les cuesta tanto a la graaaan mayoría de directores-productores salir de sus prejuicios y construcciones patriarcales? ¿Qué hay en la psique masculina -y la femenina sumisa- que cuesta tanto de arrancar? Brave demuestra que es posible otros mundos (reales, por cierto, y mucho más felicitantes para los individuos).

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